18/10/07

Compartiendo Perspectivas 6



Pensamiento de San Agustin, acerca de Dios como felicidad del hombre.
"Todos deseamos vivir felices. No hay nadie en el género humano que no esté conforme con este pensamiento, aun antes de haber yo acabado su expresión.
Ahora bien, según mi modo de ver, no puede llamarse feliz el que no tiene lo que ama, sea lo que fuere; ni el que tiene lo que ama, si es perjudicial; ni el que no ama lo que tiene, aun cuando sea lo mejor. Porque el que desea lo que no puede conseguir, vive en un tormento. El que consigue lo que no es deseable, se engaña. Y el que no desea lo que debe desearse está enfermo. Cualquiera de estos tres supuestos hace que nos sintamos desgraciados, y la desgracia y la felicidad no pueden coexistir en un mismo hombre. Por lo tanto, ninguno de estos seres es feliz. Quédanos otra cuarta solución, y es, a mi parecer, que la vida es feliz cuando se posee y se arna lo que es mejor para el hombre. ¿En qué está el disfrutar una cosa sino en tener a mano lo que se ama? No hay nadie que sea feliz si no disfruta aquello que es lo mejor, y todo el que lo disfruta es feliz; por lo tanto, si queremos vivir felices, debemos poseer lo que es mejor para nosotros".

LA FELICIDAD DEL HOMBRE ES LA FELICIDAD DEL ALMA

"Además, este bien debe ser de tal condición que no se pueda perder contra nuestra voluntad, porque nadie puede confiar en un bien si teme que se lo quiten aun queriendo conservarlo y abrazarse a él. El que no está seguro en el bien de que goza, no puede ser feliz mientras vive con ese temor" (ibid., 3,5).
Debemos, pues, buscar qué es lo que hay mejor para el hombre. Ahora bien, el hombre es un compuesto de alma y cuerpo, y desde luego, la perfección del hombre no puede residir en este último (ibid., 4,6).
La razón es fácil: el alma es muy superior a todos los elementos del cuerpo, luego el sumo bien del mismo cuerpo no puede ser ni su placer, ni su belleza, ni su agilidad. Todo ello depende del alma, hasta su misma vida.


Opinion


Como bien dice el primer texto, no hay nadie que viva sin desear ser feliz, o sin perder la misma. Si alguien no desea ser feliz, posiblemente este enfermo o tenga alguna ideología que lo atormente. Para él, la vida es feliz cuando la persona posee todo lo que le hace bien y que tanto deseaba.
Luego se hace referencia a que nadie puede confiar en un bien, que transfiere felicidad, si teme que se lo quiten, aun queriendo conservarlo y abrazarse a él. El que no está seguro en el bien de que goza, no puede ser feliz mientras vive con ese temor. Entonces cada uno debe buscar lo que es mejor para si mismo, teniendo en cuenta que el hombre es un compuesto de alma y cuerpo, y desde luego, la felicidad se alcanza desde el alma, y no desde el cuerpo. No desde un simple goce o un simple deleite.
Para San Agustín, vivir creyendo en Dios no es un simple placer, sino que es darle vida y sentido a su alma, y esta misma a su cuerpo.
En el texto encontramos relaciones con la Carta a Meneceo de Epicuro; y también encontramos vinculado con la descripción de hombre (alma+cuerpo) de Platón.
En cuanto a la carta de Epicuro; se refiere a que no es posible vivir feliz si no se es prudente, justo y honesto. Refiriéndose a prudente en concepto de ser cuidadoso con esas cosas que transfieren felicidad a la persona, y no ser extremistas llegando a vivir con temor de perderlo o de que se nos sea quitado. La felicidad esta sujeta a las virtudes.
En cuanto a Platón, define al hombre diferenciando el alma del cuerpo. El alma y el cuerpo conforman el hombre. Pero el alma, encerrada en el cuerpo, lo usa para vivir en el Mundo Sensible, mientras intenta escapar de él.

Cristian Pardiño

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